viernes, 8 de octubre de 2010

Educacion para el emprendimiento

No hay duda de que en Chile no se educa para emprender, se educa para ser un buen empleado y cumplir con las labores de ese puesto de trabajo. Ser empleado no tiene nada de malo si esa opción la tomamos conscientes de todas las alternativas que tenemos frente a nosotros y comprendemos realmente lo que significa seguir uno u otro camino.
Lamentablemente, miles de jóvenes chilenos no están viendo todas las opciones que tienen a su disposición, pues sistemáticamente les mostramos sólo el camino de emplearse, dejando muy en segundo plano la vía del emprendimiento. Educar para emprender requiere de un estilo diferente de enseñanza, se necesitan condiciones que hoy casi no existen en la educación tradicional, como por ejemplo, la generación de ambientes de emprendimientos y profesores emprendedores que sean capaces de transmitir sus propias experiencias mostrando cómo sus errores y fracasos les llevaron a tener éxito.
Mientras sigamos en el paradigma actual, no podemos esperar algo muy distinto a que nuestros jóvenes sigan sintiendo que deben terminar su carrera para salir a buscar un empleo que les permita ejercer lo que su título dice.
Yo soy ingeniero y debería dedicarme a la ingeniería, algo así como a “ingenierar” toda mi vida, pero me di cuenta oportunamente que al enmarcar mi título y colgarlo en la pared no debía yo también enmarcarme y colgarme.
Muchos jóvenes se sienten seguros tras su título profesional y como una profecía autocumplida, terminan haciendo lo que su título certifica que son. Mientras estudié, nunca me dijeron que mi título era sólo un medio para lograr hacer lo que realmente me gustaba, pero tuve suerte de darme cuenta y eso me ha ayudado a llevar una vida profesional muy rica en experiencias y llena de satisfacciones.
Si queremos jóvenes felices, debemos cambiar los mensajes que transmitimos a nuestros alumnos en universidades, institutos y colegios, debemos fomentar en el salón de clases la creatividad, la innovación y el emprendimiento y, sobre todo, debemos ayudar a esos jóvenes llenos de ideales a comprender que su título les permitirá ampliar y no reducir su ser para conducir sus vidas a la libertad.

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