jueves, 7 de octubre de 2010

Como aprender del fracaso experiencias

reconocer el fracaso y recuperarse de los errores son habilidades necesarias para cualquier emprendedor. Al recibir varias preguntas excelentes de lectores de la revista Entrepreneur y American Express Open Forum, reflexioné sobre cómo he enfrentado los tropiezos en mi propia carrera.

P: He sido un empresario durante cuatro años y me gustaría saber, cuando un negocio no está yendo bien, cómo decidir que es hora de tirar la toalla y cambiar a otra cosa. Usted ha mencionado sus dificultades al principio de su carrera y cuando Virgin se lanzó a diversos tipos de negocios en los medios. ¿Qué le ayudó a decidir si deseaba resistir o mejor cambiaba las velas?

Victor Tan

R: El fracaso inminente de un negocio es algo que usted reconocerá instintivamente, muy adentro, pero la naturaleza humana quizá le impida reconocerlo. La mayoría de las empresas nuevas están escasas de fondos en la etapa de lanzamiento y entonces pasan de una crisis a otra mientras luchan por mantenerse a flote. En tales situaciones, los emprendedores necesitan tener una voluntad fuerte, tener confianza sin ser arrogantes, y decididos a hacer funcionar una idea, frecuentemente contra las probabilidades.
He perdido la cuenta del número de veces que rivales, reporteros, banqueros e incluso mis propios directores de finanzas me han dicho que nuestro tiempo se había acabado -pero, cada vez, yo seguí adelante e intenté otro ángulo, pensando que nuestra situación no era tan desesperada como parecía. Hemos vendido casas, hoteles e incluso otras empresas para conseguir efectivo. A veces salimos de problemas expandiéndonos, ordenando nuevos aviones, firmando a bandas nuevas o incluso comprando centros nocturnos.
No obstante, es preciso equilibrar esta veta testadura con un sentido de la realidad. Hay ocasiones cuando se debe aceptar que, pese a sus mejores esfuerzos, una idea o negocio no puede ser salvado. Como dicen, el primer corte es el más amable -tanto para la empresa que está siendo cortada, como para la compañía matriz. En general, me parece que si usted ha estado luchando para pagar las facturas y salarios en forma habitual; si no puede atraer más clientes; si no puede elevar el conocimiento popular de su producto o marca, entonces es hora de rendirse.
Algunas de las mejores decisiones de nuestro equipo en Virgin han involucrado salir temprano de los mercados, cuando podíamos ver que nuestro producto, servicio o marca no estaban causando una impresión suficientemente grande en nuestros clientes, y que no se abriría paso y atraería nuevos volúmenes de ventas.
Un buen ejemplo de esto fue el Virgin Pulse digital para tocar música. Fundamos la compañía en 2004 y la cerramos un año después cuando no logró quitar clientes a las grandes marcas. El crecimiento de los iPod y ITunes de Apple significó que el aparato de Virgin súbitamente se veía obsoleto incluso antes de que lo vendiéramos.
Otra empresa impactada por el surgimiento de MP3 downloaders fue Virgin Megastores. Con nuevas tecnologías ahogando las ventas de discos y los detallistas quebrando en todo el mundo, la empresa estaba perdiendo mucho dinero. No nos salimos rápidamente en parte porque yo me resistía a cerrar el negocio. Me preocupaba perder las tiendas más importantes en Times Square y en Oxford Street que eran tan importantes para el reconocimiento de la marca y nuestro vínculo con el pasado. Pero la escala de las pérdidas significaba que teníamos que vender el negocio a sus administradores y enfocar nuestra atención en mercados donde podíamos ser los alteradores, no los alterados.

P: ¿Cómo se reorganiza cuando la decepción es abrumadora? ¿Tiene un funeral de tres días y luego se lanza a diseñar una empresa nueva? ¿Cuál es su estrategia?

Doug Warren

R: Mi madre me inculcó desde una edad temprana que no debía perder mucho tiempo lamentando el pasado. Trato de llevar esa disciplina a mi carrera de negocios. A lo largo de los años mi equipo y yo no hemos dejado que errores, fracasos o tropiezos nos hagan desfallecer. En lugar de eso, cuando un negocio ha fallado, tratamos de buscar oportunidades nuevas, para ver si podemos capitalizar otro hueco en el mercado.
Considere nuestro muy publicitado intento de comprar el tambaleante banco británico Northern Rock, en 2009. Después de meses de trabajo duro, Virgin Money había reunido lo que considerábamos un fuerte consorcio para comprar el banco y refinanciar sus deudas. El gobierno del primer ministro Gordon Brown pensó diferente y nacionalizó el banco.
Yo quedé estupefacto. Pasé una noche ahogando mis penas con unos cuantos amigos en Necker Island. Pero a los pocos días el grupo se había reunido de nuevo e ideamos cómo fundaríamos nuestro propio banco y luego enfrentaríamos a las mayores instituciones financieras británicas. Desde entonces hemos comprado un pequeño banco en el Reino Unido, Church House Trust, lo que significa que ahora tenemos una licencia bancaria. La empresa, Virgin Trust, ha atraído al famoso inversionista estadounidense Wilbur Ross y estamos ocupados planeando su expansión por toda la Gran Bretaña en 2011.

¿Cuál fue su fracaso favorito? ¿De qué fracaso aprendió más?

Meghan Blair, Valero, Nantucket

Virgin Cola fue mi favorito. Tuve la oportunidad de conducir un tanque por Times Square y también de crear una audaz botella con la forma de Pamela Anderson. Ese negocio me enseñó a no subestimar el poder de los elaboradores de refrescos embotellados más importantes del mundo. ¡Nunca más cometeré el error de pensar que todas las compañías grandes, dominantes, están adormecidas!



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