sábado, 20 de agosto de 2011

Philip Whyte: "La eurozona podría tardar una década en volver a estabilizarse"


La institución es una de las principales defensoras de la unión monetaria. Aún así, sus perspectivas para la región son sombrías, y advierte que podría no sobrevivir.


El Centro para la Reforma Europea (CER, por su sigla en inglés), es uno de los centros de estudios más influyentes del Reino Unido y un decidido promotor de la eurozona. Por eso resulta aún tan sorprendente escuchar las sombrías proyecciones con que están siguiendo los problemas de la región. “No creo que bajo la actual situación de las instituciones europeas puedan resolver la crisis de confianza en la eurozona”, declaró el investigador senior del CER, Philip Whyte, desde sus oficinas en Londres.

Aunque la crisis tiene solución desde el punto de vista económico, dice, no parece haber capacidad política para aplicarla. Y si no se avanza pronto, la unión monetaria como la conocemos hoy desaparecerá. Y Whyte no está hablando sólo de socios menores, como Grecia. “No imagino a Italia dentro de una zona euro reducida, y quizás tampoco a Francia”.

Pero incluso si la peor amenaza es evitada, y el bloque se mantiene unido, el futuro se ve sombrío. La recuperación de la región tardará al menos cinco años. “Y podría pasar una década antes de que vuelva a estar en un paso sostenible”.

El CER está elaborando propuestas para evitar un colapso que entregarán a las autoridades en las próximas semanas. Una de ellas es la creación de un bono europeo común, que unifique el financiamiento del bloque.

Entre los miembros del centro hay reconocidas figuras, como el columnista de Financial Times, Martin Wolf, y también personajes cercanos a nuestro país, como el ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco.

- ¿Por qué es tan importante un bono europeo común?
- En la primera década de la eurozona hubo una convergencia gradual de los rendimientos de los bonos. Grecia, Italia, y otros vieron sus tasas de interés casi igualarse con las de Alemania. Pero desde la crisis financiera global hemos visto una polarización de los rendimientos. Grecia fue el primer país que se distanció, luego Irlanda y Portugal y ahora la gran pregunta es si Italia y España seguirán el mismo camino. Evitar el contagio es crítico porque de lo contrario la zona euro podría no sobrevivir. Pero mientras los 17 estados miembros sigan teniendo sus propios mercados de bonos nacionales, parece difícil. La duda es si Alemania estará dispuesta a poner su propia calificación de crédito al servicio del resto. Alemania actualmente garantiza los bonos del fondo de estabilidad europea para países como Grecia, pero casi nadie cree que Grecia podrá pagar y terminará declarando el default. Si Grecia quiebra en dos o tres años, los contribuyentes alemanes terminarán pagando de todas formas, y no es sólo Grecia. También están Portugal y eventualmente España e Italia. Entonces, el punto es bajo qué esquema Alemania pierde más.

El problema es que no hay interés en Alemania por adoptar un bono común europeo. Y nada se puede aprobar sin su visto bueno.

- ¿Entonces es inviable?
- Si la crisis se profundiza en los próximos meses, y es muy probable que así sea, el tema del euro bono seguirá en la agenda, ya sea que gane impulso político en Alemania o no.

- ¿Al final tendrán que aceptar?
- No sé si tendrán que aceptarla, pero si no lo hacen me siento muy escéptico de la capacidad de varios de los miembros para mantenerse dentro de la eurozona.

- ¿Cuál sería el peor escenario?
- No creo que Italia se mantendría como un miembro y potencialmente quizás tampoco Francia. Los mercados de bonos están penalizando a todos los países donde perciben que las finanzas públicas no están siendo bien manejadas y todavía no deciden si Francia está en el lado de Alemania o de España y Italia.

- ¿Cuáles son las posibilidades de que la eurozona sobreviva?
- No creo que la actual situación de las instituciones sea suficiente para resolver la confianza en la eurozona. Los políticos europeos tendrán que demostrar mucho valor y determinación dando mayores pasos institucionales para restablecer la confianza. El mayor problema es que la solución económica más evidente no tiene respaldo democrático de algunos de los países más importantes, como Alemania. Esta crisis no es tanto económica. Las cifras agregadas de deuda y déficit en la eurozona no son mucho peores que en EEUU. Pero esta es una crisis política e institucional.

- ¿Cuánto tardará en recuperar un camino estable?
- Pueden ser entre cinco años y una década antes de que veamos a la eurozona en un ritmo de crecimiento sostenible. Muchas cosas tienen que ocurrir antes. Primero, los países más endeudados deben implementar reformas y aumentar la competitividad. Tendrán que demostrar que pueden crecer suficientemente rápido como para pagar su deuda y eso es algo que ahora está en duda. Y deberá haber un rebalanzamiento del crecimiento en la eurozona con Alemania tomando una mayor parte. Alemania se jacta de su enorme superávit comercial y al mismo tiempo critica a los países del sur por sus grandes déficit de cuenta corriente y su elevada deuda. Pero ambas cosas son las dos caras de una misma moneda. Alemania no tendría grandes superávit si Grecia y España no estuvieran tan endeudados.

- ¿Para la eurozona el dilema es seguir avanzando en su integración o morir?
- Exactamente, pero los avances hacia una mayor integración afrontan fuertes barreras democráticas, particularmente en Alemania. Cuando Alemania se unió a la zona euro, se les garantizó a los electores que todos respetarían las reglas y no necesitarían un sistema de transferencias desde los países ricos a los pobres. Pero esas reglas no evitaron la crisis. Ahora los alemanes están financiando a los países pobres y están reaccionando contra eso. Así que la canciller Angela Merkel está en una posición extremadamente difícil porque por una parte, cuando mira hacia Europa, se da cuenta de que se necesitan grandes pasos institucionales para restaurar la confianza, y cuando mira hacia dentro de Alemania, está confrontada con una población que no comprende las raíces de la crisis y están muy enojados.

- Inglaterra no parece comprometida con una solución
- Para Inglaterra es una situación increíblemente difícil porque nunca quiso ser parte de la moneda común. La mayoría de los electores y los dos mayores partidos eran muy escépticos de la eurozona. Si el gobierno se involucrara ahora sería muy difícil justificarlo ante los electores.

- ¿Y estaría dispuesta a una mayor integración política?
- Por el contrario. Mi percepción es que eso aumentaría las posibilidades de que Inglaterra abandone la Unión Europea definitivamente.


viernes, 19 de agosto de 2011

Impulsor del euro estima que la moneda “está al borde del precipicio”

Jacques Delors, primer presidente de la comisión europea

En paralelo, Paul Krugman dijo que España e Italia se salvarían de la crisis.

  
El primer presidente de la Comisión Europea e impulsor de la creación del euro cree que la moneda única y el proyecto comunitario corren un serio peligro de extinción, mientras que el al otro lado del Atlántico, el Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, aseguró que EEUU y Europa compiten por quién lo hace peor.

“Abramos los ojos: el euro y Europa están al borde del precipicio”, dijo el ex político francés Jacques Delors en una entrevista con el diario suizo Le Temps, en la que afirmó que los dirigentes europeos no son conscientes de la gravedad del momento.

Según Delors, sólo cerrando filas, con más poder unificado para Bruselas y con una verdadera voluntad política, se salvará el proyecto que él dirigió y que ahora atraviesa una crisis sin precedentes.

El principal problema, en su opinión, es que los líderes de las dos grandes potencias políticas de la eurozona, el presidente Nicolas Sarkozy y la canciller Angela Merkel, “formulan respuestas vagas e insuficientes” frente a la crisis. “O los Estados miembros aceptan la cooperación económica reforzada que siempre reclamé o le trasladan poderes suplementarios a la Unión”, argumentó el expresidente de la Comisión, partidario de mutualizar las deudas soberanas “hasta el 60% de su PIB, el umbral del Tratado de Maastricht”.

El ex político también criticó la creación del puesto de ministro de Finanzas del euro. “Es una idea extravagante” señaló.

“¿Quién lo hace peor?”


El estadounidense ganador del premio Nobel, Paul Krugman, quien afirmó que España e Italia probablemente sobrevivirán a la crisis, también advirtió sobre las difíciles circunstancias que enfrentan EEUU y la eurozona.

En su blog ‘La conciencia de un liberal’, publicado en The New York Times, destacó que las políticas impulsadas por el Banco Central Europeo no han logrado beneficiar a la colectividad de naciones.

“Es una carrera entre Estados Unidos y Europa: quién puede empeorar más una situación que ya es mala”, advirtió. “Los dos competidores están haciendo su mejor esfuerzo”.

lunes, 15 de agosto de 2011

Jamil Salmi, coordinador de educación terciaria del Banco Mundial: "Nunca la educación es gratuita"


Calidad y equidad deben ser, según este economista que vino a Chile invitado por la UDP, los conceptos matrices de un sistema justo de financiamiento de la educación superior. Por eso impulsa la idea de que los alumnos paguen sus estudios después de egresar, con descuentos proporcionales a los ingresos que obtengan en el mundo laboral.  

¿Qué buscan los jóvenes en la educación superior? Depende. La mayoría de los polacos no estudia tiempo completo, la carrera "top" en Uruguay es contabilidad, la mayoría de los centroamericanos desea ser abogado y los asiáticos, ingenieros.
¿Cómo se debe financiar la educación superior? Depende. En EE.UU. se traspasan fondos de enseñanza e investigación a los equipos deportivos, en Francia los alumnos protestan porque los aranceles aumentarán $2 mil al año, en China se cobra sólo a los alumnos de pregrado y en Argentina, sólo a los de posgrado.
¿Cómo se debe organizar el sistema de educación superior? Depende. Dinamarca apuesta por un ministerio de educación superior fuerte, en Costa Rica el poder reside en un club de rectores de cuatro de las cinco universidades públicas y en EE.UU. hay una autoridad para cada uno de los 50 estados.
Así de gráfico es el economista marroquí y coordinador de educación terciaria del Banco Mundial, Jamil Salmi, para mostrar que en educación superior hay ejemplos para todo y, además, no existe una sola solución a un mismo problema.
Pese a esa diversidad, el experto -que integró la misión OCDE-Banco Mundial que elaboró un crítico informe sobre el sistema de educación superior chileno en 2009- hace ver que hay criterios a la luz de los cuales nuestro país no sale bien parado. En particular, respecto de las ayudas estudiantiles.
"Es extraño ver un país donde en función de los resultados de la PSU y el tipo de institución que se elige para estudiar, los alumnos, aun siendo del mismo país, tengan derechos y beneficios diferentes", dice Salmi, en referencia a la existencia de un fondo solidario sólo para universidades tradicionales bastante más blando en sus condiciones y tasas de interés que el crédito con aval del Estado (CAE) vigente para el resto.
-En el informe planteaban la necesidad de tender a un solo sistema.
-Sí, de un sistema como el de Australia, Nueva Zelandia o Reino Unido, donde los estudiantes pagan en la proporción de sus ingresos, vía impuestos o pagos al seguro social.
-O sea, estudian gratis y pagan después de egresar.
-Sí, pero pagan un monto relativo a sus ingresos. Esta fórmula permite asegurar que a lo largo de la vida profesional los estudiantes paguen su deuda y los protege si tienen desempleo, problemas familiares, accidentes, o están en empleos que no tienen ingresos muy altos.
-Eso tiene la ventaja de que si a la institución le van a pagar según el desempeño laboral del egresado, no le va a convenir que salgan mal preparados.
-En muchos países no dan crédito a alumnos de instituciones de mala calidad. Estados Unidos, en los años 80, tenía altos niveles de morosidad de los egresados y era justamente porque estudiaban en instituciones de mala calidad. Entonces el gobierno decidió no permitir el acceso al crédito para estas instituciones.
-¿Qué pasa en sistemas así cuando un alumno se cambia de carrera o se atrasa?
-Ese es un problema que muchos países en desarrollo tienen: altas tasas de fracaso. Y las instituciones deben preocuparse de eso. Una universidad privada colombiana llamada
Uniminuto de Dios creó la figura del vicerrector de primer año para trabajar, porque se dieron cuenta de que mucho del fracaso ocurre en primer año. Él debe asegurarse que los alumnos no sólo tengan los recursos económicos para estudiar, sino también los psicológicos y académicos.
-Es una crítica que se hace al modelo argentino: es gratis, pero pocos terminan y las carreras se alargan.
-De Argentina se dice que es un sistema democrático: todos pueden entrar y nadie paga. Pero al final del día, ¿quién se gradúa? ¿Quién se beneficia más del sistema? Los mejor preparados, que vienen de mejores colegios. Hay que tener cuidado.
-En el caso del CAE, los bancos tienen un riesgo bajísimo, porque si el alumno no paga, el Estado responde. ¿No es raro que tenga una tasa tan alta y que además el Estado deba comprar parte de la cartera de deuda para que los bancos se interesen?
-Hay que ver qué es lo que no ha funcionado. El sistema con los bancos es difícil de implementar. Canadá y EE.UU. lo tenían y ya no. Por eso recomiendo mirar sistemas como el de Australia, que ha funcionado bastante bien. Al principio puede ser costoso para el Estado, pero después es mejor, porque hay un flujo regular de parte de los egresados y no hay manera de escapar, porque se descuenta automáticamente. Eso sí, con un techo: no pueden pagar más allá de una proporción de su sueldo.
-¿Es posible tener educación superior gratis y de calidad en un país en vías de desarrollo como Chile?
-Nunca la educación es gratuita. Puede ser gratis para los estudiantes, pero alguien está pagando, y hay que ver quién paga y para quién. Las mejores universidades públicas de Brasil son gratuitas y en ellas estudian los alumnos que vienen de colegios privados. Eso no es democrático, ni justo ni equitativo. Siempre hay que preguntarse quién se va a beneficiar. Los únicos países en el mundo donde no hay pago de matrícula, hay buena calidad y equidad, son los países escandinavos y Suiza. Pero son países ricos, donde las personas pagan 50% de sus ingresos en impuestos.
-Influye mucho la desigualdad que viene del sistema escolar.
-Mucho de lo que pasa hoy en la educación superior es fruto de lo que ha pasado o no a nivel de primaria o secundaria. El tema de la equidad tiene dos dimensiones: las barreras financieras y la barrera que es la preparación académica. Hay que hacer un esfuerzo de calidad a nivel secundario y motivar a los jóvenes de familias más pobres a ver la educación superior como algo posible.
-Cuando hay conflictos como el actual en Chile, ¿se puede terminar tomando medidas populares, pero inconducentes en el largo plazo?
-Sí. Irlanda fue el primer país de Europa occidental que introdujo cobro de matrícula, a fines de los 80. En 1996, el Gobierno, por una promesa electoral, lo eliminó. Y lo que se observó es que la equidad empeoró, porque benefició a los alumnos de clase media y alta, y la calidad bajó también, por falta de recursos. Hoy, políticamente, es muy difícil volver a cobrar y no saben qué hacer.

Crisis Mundial y Ahorros Chilenos


El Estado chileno mantiene alrededor de 19 mil millones de dólares en bonos del Tesoro de Estados Unidos en los llamados Fondos del Cobre o de Estabilización Económica y de Reserva de Pensiones. Pero además, cerca del 26% del total de la inversión extranjera de las AFP está en el país del norte: unos US$ 270 millones en los mismos bonos del tesoro; US$ 6.900 millones en fondos de acciones y US$ 7.500 millones en bonos de “alto rendimiento” o “basura”, llamados así porque su nivel de riesgo sobrepasa los límites de una inversión común y corriente.
En ese marco de exposición de los ahorros nacionales, la semana fue de malas noticias. En efecto, Wall Street perdió todo lo ganado en el año ante temores de una ralentización de la economía norteamericana, tras el acuerdo político que permitió al Ejecutivo aumentar su techo de deuda en 2,4 millones de millones de dólares -por sobre los 14 millones de millones actuales- y no caer en cesación de pagos, pero que fue negociado contra promesas de ahorro fiscal por una cifra similar. El convenio no dejó contento a nadie y se produjo en una coyuntura de otras malas noticias para la economía. En efecto, según las últimas cifras, el consumo de las personas -que representa dos tercios del producto interno norteamericano- cayó por primera vez en dos años; los subsidios de desempleo siguen en un record de 400 mil mensuales; la creación de empleo es menor a la esperada, las ventas de automóviles bajaron y los precios de los bienes, en general y pese al alto costo de los combustibles, siguen en picada, con un IPC que en junio cayó en 0,2%. Hasta hace unas semanas, el consenso de los economistas era que EE.UU. podría crecer este año alrededor de un 3,2%. Pero ahora cada vez más las expectativas se ajustan hacia 2% y menos en 2011 y una cifra similar el 2012.
A mayor abundamiento, en Europa el riesgo de España e Italia retrocedió a niveles de antes de la instalación del euro. Por ejemplo, la tasa de interés que se le exige a un Credit Default Swap o bono de seguro contra cesaciones de pago hispano o italiano a 10 años en dólares es de 6,2%, es decir, 3,6% sobre el interés que pagan los bonos del Tesoro americano. Para tener una idea de dicho costo, Chile paga sólo 0,9% por sobre ese nivel. Y es que la deuda pública de Italia alcanza ya al 120% de su PIB, transformándolo en el país más endeudado de Europa, sólo sobre Grecia, mientras que España, si bien debe 54% de su PIB, muestra una economía en recesión por el estallido de su propia burbuja inmobiliaria, y sus niveles de ingreso no aseguran la recaudación para cubrir sus gastos. Para peor, ni Italia, ni España podrían ser rescatadas –como Grecia- por el Central Europeo, pues sus economías son demasiado grandes y no habría recursos para aquello.
Así las cosas, el ahorro previsional de los chilenos se redujo en julio en más del 2%, mientras los Fondos Mutuos tuvieron su mayor disminución mensual desde agosto del año pasado, al cerrar julio con una baja del 3,6%. El Comité Financiero que asesora al Ministro de Hacienda se reunió la semana pasada para analizar la situación, pero decidió que no hay razones para desinvertir los ahorros en bonos del cobre en Estados Unidos. A pesar de todo, es el país más defensivo y seguro en medio de la actual crisis mundial que muestra todos los visos de tener una forma de W. Es decir, tras el derrumbe de 2008 y la recuperación de fines de 2009 y comienzos de 2010, parece que nos adentramos en una nueva caída de la actividad. Si así fuera, con un precio del cobre que seguirá relativamente alto por la demanda china y un dólar que seguirá bajo a raíz del cobre, los exportadores no mineros, especialmente los agrícolas, deberán amarrarse los pantalones.

domingo, 14 de agosto de 2011

El Banco Mundial alerta de la entrada en una "nueva y peligrosa fase" en la zona euro

La economía mundial ha entrado en una "nueva y peligrosa fase", en la que los países de la zona del euro deberán reaccionar rápidamente, ha dicho este sábado el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, en una entrevista para el semanario australiano 'Weekend Australian'.
A pesar de la caída de la calificación de la deuda de Estados Unidos, que causó el pánico de los mercados, Zoellick cree que la crisis de la deuda de los países europeos es por el momento la más preocupante.
Con Grecia y Portugal acosadas por la deuda y otros países amenazados, no es sólo la economía de la zona euro la que está amenazada, sino también la propia existencia de la moneda, expresó Zoellick.

¿Cuánto tiempo?

Los inversores, ha subrayado, comienzan a preguntarse durante cuánto tiempo Alemania y Francia van a poder continuar ayudando a los países amenazados sin ponerse ellos mismos en peligro.
"Estamos en el comienzo de una nueva tormenta, diferente a la crisis de 2008. En las últimas dos semanas, hemos pasado de una difícil recuperación a una fase nueva y más peligrosa", ha explicado. "La lección de 2008 es que mientras más esperamos, más severas han de ser las medidas".

Cambios de poder

Más allá de las consecuencias financieras inmediatas, Zoellick estima que esta crisis provocaría cambios en el equilibrio de poderes en el mundo. Para él, esta crisis significa pasar el poder económico de Occidente a China
Para el presidente de la institución financiera, una devaluación del yuan ayudaría a moderar la inflación, aunque a la vez se volverían más baratos los productos chinos en el extranjero. Por otra parte, según Zoellick China quiere mejorar la protección social de su población, pero sin acercarse al modelo europeo, ha matizado. "Me dicen... que es demasiado caro".

sábado, 13 de agosto de 2011

La economía global y sus dirigentes: estancados y paralizados

Las recientes y dramáticas caídas en las bolsas de todo el mundo responden a la interacción de dos factores: los fundamentos económicos y las respuestas políticas -o mejor dicho, la falta de respuestas políticas-.
Examinemos primero cúales son los fundamentales. Las tasas de crecimiento económico en Estados Unidos y Europa resultan bastante bajas -están incluso muy por debajo de las expectativas recientes-. El lento crecimiento ha golpeado duramente a todas las valoraciones de los títulos bursátiles y ambas economías corren ahora el riesgo de una importante contracción.
Una desaceleración en cualquiera de las dos economías avanzadas producirá una ralentización en la otra -y también en los emergentes de mayor tamaño que, hasta ahora, habían logrado mantener un crecimiento muy rápido frente a las aletargadas economías más desarrolladas-. La capacidad de recuperación de los países emergentes no será posible si asistimos a unas recaídas de Estados Unidos y Europa: los emergentes no serán capaces de contrarrestar por sí mismos las abruptas disminuciones de la demanda de los países avanzados, no importa cuán saludable sean las cuentas públicas de estas naciones en desarrollo.
La caída de la demanda interna estadounidense refleja aumentos en el ahorro, daños en la situación financiera de los hogares, desempleo y dificultades fiscales. Como resultado, el gran sector de los productos no exportables y la porción correspondiente a la demanda interna del sector de los bienes exportables no son capaces de impulsar el crecimiento y el empleo. Eso deja a las exportaciones -los bienes y servicios que se venden a las regiones en crecimiento de la economía mundial (en su mayoría emergentes)- a cargo del problema. Y el refuerzo que precisa el sector exportador de Estados Unidos requiere superar varias barreras estructurales y competitivas harto significativas.
El mundo asiste a una desaceleración correlacionada del crecimiento en los países avanzados (con unas pocas excepciones) y en todas las partes sistémicamente importantes de la economía global -incluso, posiblemente, las emergentes-. Y la actual caída del valor de las acciones para reflejar de manera más realista los fundamentos económicos debilitará aún más la demanda agregada y el crecimiento. De ahí el riesgo en aumento de una recaída importante -y los mayores problemas fiscales-. Esos factores combinados deberían producir una corrección en los precios de los activos que los alinee con las expectativas revisadas a medio plazo para la economía global.
Pero la situación trae aparejada además el presentimiento de algo más que una corrección importante. Incluso a medida que se ajusten las expectativas, habrá una creciente pérdida de confianza entre los inversores sobre si resultan adecuadas las respuestas políticas en Europa y Estados Unidos (y, en menor medida, en las emergentes). Ahora queda claro que los impedimentos al crecimiento, tanto estructurales como financieros, han sido continuamente subestimados. Lo que no está tan claro es si los dirigentes tienen la capacidad para identificar los asuntos más críticos y la voluntad política para ocuparse de ellos.
En Europa, los diferenciales de riesgo están aumentando para la deuda soberana italiana y española. Los rendimientos han llegado a rondar el 6 por ciento (una zona que habitualmente se considera como de peligro) en ambos países. Junto con unas perspectivas de crecimiento bajas y en disminución, el peso de la deuda se está tornando lo suficientemente oneroso como para que despierte algunas dudas sobre su capacidad para estabilizar la situación y recuperar el crecimiento por sí mismos.
Italia y España exponen con toda claridad la vulnerabilidad europea. Como a Grecia, Irlanda y Portugal, su participación en el euro les niega la posibilidad de utilizar la devaluación y la inflación como instrumentos de política económica. Pero la caída en el valor de su deuda soberana -y el tamaño de esa deuda en relación a la de los países europeos más pequeños en dificultades- implica una erosión mucho mayor de la base de capital de los bancos, lo que a su vez aumenta el riesgo adicional de los problemas de liquidez y de mayores daños económicos.
El foco de la política interna en Europa ha sido el de reducir los déficits, con poca atención a las reformas o las inversiones que buscan impulsar el crecimiento a medio plazo. En la Unión Europea aún no hay una respuesta política complementaria diseñada para que se detenga el círculo vicioso del aumento de los tipos de la deuda y las trabas al crecimiento al que en estos momentos se enfrentan tanto Italia como España.
Son necesarias políticas nacionales y europeas creíbles para estabilizar la situación. Sin embargo, ninguna de esas políticas se percibe como algo próximo. La reciente volatilidad de los mercados ha sido, en parte, una respuesta al aparente aumento del riesgo de unos resultados peores a los previstos debido a la parálisis o a la pura negación política.
Del lado de Estados Unidos, la integridad de la deuda soberana se cuestionó durante demasiado tiempo. A lo largo de esos meses de indecisión política, los bonos del tesoro estadounideses se han convertido en un activo más arriesgado. Una vez que desapareció el riesgo inmediato de la suspensión de pagos, el dinero huyó de los activos con más riesgo a los bonos del Tesoro a la espera de que se pasen todas las malas noticias económicas: principalmente un crecimiento débil y decreciente, un estancamiento del empleo y la caída de precios de los activos.
En los debates sobre la política interna estadounidense son pocos los indicios de una estrategia de crecimiento factible y orientada hacia el empleo. Para ser justos, algunos creen que recortar el presupuesto es una estrategia de crecimiento suficiente, pero ésa no es ni la visión de la mayoría ni, desde luego, la reflejada por los mercados.
Se han ignorado en gran medida las trabas estructurales y competitivas al crecimiento. Existe muy poco reconocimiento del hecho de que la demanda interna agregada no podrá recuperarse hasta sus niveles previos a la crisis excepto a través del crecimiento. De hecho, la tasa de ahorro de los hogares sigue aumentando.
Los detalles pueden escapar a los votantes y algunos inversores, pero la política no se está centrando en restaurar el crecimiento y el empleo en el medio y largo plazo. Ciertamente, existe una profunda incertidumbre sobre si estos imperativos ocuparán el centro de la agenda y sobre cuándo lo harán.
En las economías emergentes, por el contrario, la inflación es un desafío, pero el mayor riesgo para el crecimiento proviene de los problemas de los países avanzados. Además, allí también son necesarias reformas y cambios estructurales importantes para sostener el crecimiento. Cambios que podrían posponerse o sufrir retrasos en una economía mundial en desaceleración.
La realineación del valor de los activos con unas perspectivas más realistas del crecimiento probablemente no sea un mal resultado, aunque impulsará la caída de la demanda en el corto plazo. Pero la incertidumbre, la falta de confianza y la parálisis o los puntos muertos en la política pueden causar fácilmente excesos en la destrucción de valor, infligiendo daños extensos a todas las partes de la economía global.
Esta imagen relativamente sombría puede cambiar, aunque probablemente no en el corto plazo. Es posible que retorne la estabilidad, pero no lo hará hasta que la política interna en los países avanzados, junto con una coordinación de las políticas internacionales, introduzca cambios creíbles para restaurar un patrón de crecimiento inclusivo, implementando la estabilización fiscal en forma tal que apoye al crecimiento y el empleo.
En resumen, nos enfrentamos a dos problemas que interactúan: una economía global que está perdiendo la batalla para restablecer el crecimiento y la ausencia de respuestas creíbles en el ámbito político. Demasiados países parecen centrarse más en los juegos políticos que en el desempeño económico. Los mercados simplemente están reflejando estas fallas y riesgos.
(Michael Spence es Premio Nobel de Economía y profesor de Economía de la Stern School of Business, Universidad de Nueva York)

viernes, 12 de agosto de 2011

Se derrumba la confianza de consumidores en EU

La confianza del consumidor estadounidense se desplomó en los primeros días de agosto a un mínimo desde mayo de 1980, al combinarse el temor a un estancamiento de la economía con una frustración sobre las políticas del Gobierno, mostró el viernes un informe.
El índice de confianza del consumidor elaborado por Thomson Reuters y la Universidad de Michigan bajó a 54.9 en la lectura preliminar de agosto desde una cifra final de 63.7 en julio.
La caída superó ampliamente la baja a 63.0 que habían proyectado los analistas consultados por Reuters.
El alto desempleo, el estancamiento de los salarios y el debate sobre el límite de la deuda de Estados Unidos golpearon la confianza de los consumidores, que fueron sondeados antes de que el viernes pasado Standard & Poor's rebajara la calificación crediticia del país.
"Nunca antes en la historia del sondeo tantos consumidores habían mencionado espontáneamente aspectos negativos sobre el rol del Gobierno", dijo en un comunicado el director del sondeo, Richard Curtin.
La variable que mide las expectativas de los consumidores bajó a 45.7, también un mínimo desde mayo de 1980, desde el 56.0 de julio.
El Gobierno de Barack Obama recibió calificaciones pobres del 61% de los consultados, el peor desempeño entre todos los ex presidentes.
"Esto es más que un simple reconocimiento de que las tradicionales herramientas monetarias y fiscales ya se han usado, es una toma de conciencia de que el Gobierno es incapaz o no tiene voluntad de actuar", dijo Curtin.
Dos tercios de los consumidores dijeron que la economía había empeorado recientemente y solamente uno de cada cinco espera mejoras en el año entrante.
Un 75% anticipa malos tiempos para la economía, solo por debajo del récord de un 82% de 1980.
El índice que mide la evaluación de la situación actual por parte de los consumidores se ubicó en 69.3 en agosto frente al 75.8 de julio y al 74.3 que esperaban los analistas.
La expectativa de inflación a un año se mantuvo en un 3.4%, al igual que las proyecciones para los próximos cinco a 10 años, que permanecieron en un 2.9 por ciento.

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Nueva York. Los mercados financieros detestan la incertidumbre, por eso han entrado en modo de crisis. Los gobiernos de la eurozona han dado algunos pasos significativos en la dirección adecuada para resolver la crisis del euro pero, obviamente, no avanzaron lo suficiente como para tranquilizar los mercados. Nueva York. Los mercados financieros detestan la incertidumbre, por eso han entrado en modo de crisis. Los gobiernos de la eurozona han dado algunos pasos significativos en la dirección adecuada para resolver la crisis del euro pero, obviamente, no avanzaron lo suficiente como para tranquilizar los mercados.

En su reunión del 21 de julio, las autoridades europeas aprobaron un conjunto de medidas parciales. Decidieron que su nueva agencia fiscal, el Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera (EFSF, por su sigla en inglés) debe ocuparse de los problemas de solvencia, pero no aumentaron su tamaño. Esto no fue suficiente para establecer una autoridad fiscal creíble para la zona del euro y el nuevo mecanismo no entrará en funcionamiento al menos hasta septiembre.
Mientras tanto, la disposición sobre liquidez del Banco Central Europeo (BCE) es la única forma de evitar un colapso en el precio de los bonos emitidos por varios países europeos.
De igual forma, los líderes de la eurozona ampliaron las atribuciones del EFSF para incluir la solvencia de los bancos, pero no llegaron a transferir la supervisión de los bancos de las agencias nacionales a un organismo europeo y ofrecieron un paquete de ayuda ampliada a Grecia sin generar credibilidad sobre el éxito del rescate: organizaron la participación de los tenedores de bonos en el paquete de rescate griego, pero el acuerdo benefició más a los bancos que a Grecia.
Tal vez lo más preocupante es que Europa finalmente reconoció el principio -aceptado desde hace mucho tiempo por el FMI- de que los países en los programas de rescate no deben ser penalizados a través de las tasas de interés, pero ese mismo principio no se hizo extensivo a los países que aún no participan en los programas de rescate. Como resultado, España e Italia han tenido que pagar mucho más por su endeudamiento que lo que reciben de Grecia.
Esto les da derecho a optar por salirse del rescate griego, planteando la perspectiva de que el paquete puede venirse abajo. Los mercados financieros, reconociendo esta posibilidad, aumentaron la prima de riesgo sobre los bonos españoles e italianos hasta niveles insostenibles. La intervención del BCE ayudó, pero no solucionó el problema. 
La situación se está tornando intolerable. Las autoridades tratan de ganar tiempo, pero el tiempo se acaba. La crisis se acerca rápidamente a un punto culminante.
Alemania y los demás miembros de la zona del euro con calificaciones “AAA” deberán decidir si están dispuestos a arriesgar su propio crédito para permitir que España e Italia refinancien sus bonos a tasas de interés razonables.
De lo contrario, España e Italia serán empujadas inexorablemente hasta caer en programas de rescate.
En resumen, Alemania y los demás países con calificaciones de bonos “AAA” deben acordar algún tipo de régimen de eurobonos. De otra forma, el euro se vendrá abajo.
Debe reconocerse que una cesación de pagos o una salida desordenada de la eurozona, incluso de un país pequeño como Grecia, desencadenaría una crisis bancaria comparable a la que causó la Gran Depresión. Ya no se trata de si vale la pena mantener una moneda común. El euro existe y su colapso causaría pérdidas incalculables al sistema bancario. Por lo tanto, la elección a la que se enfrenta Alemania es más aparente que real y es una decisión cuyo costo aumentará a medida que la posponga.
La crisis del euro tuvo su origen en la decisión de la canciller alemana, Angela Merkel, tomada luego de la quiebra de Lehman Brothers en septiembre del 2008, estableciendo que la garantía contra futuras cesaciones de pagos sería responsabilidad individual de cada país y no de la Unión Europea. Y fue la pérdida de tiempo alemana que agravó la crisis griega y causó el contagio que la convirtió en una crisis existencial para Europa.
Sólo Alemania puede revertir la dinámica de la desintegración europea. No será fácil: Merkel, después de todo, percibió correctamente el humor de los alemanes cuando tomó su fatídica decisión y la atmósfera política interna desde entonces se ha tornado aún menos favorable a extender el crédito al resto de Europa.
Merkel puede superar la resistencia política solo en una atmósfera de crisis y sólo en forma gradual. El paso siguiente será ampliar el EFSF pero, para cuando eso se logre, la calificación “AAA” francesa podría ya estar en peligro. De hecho, para cuando Alemania acepte un régimen de eurobonos, su propia calificación “AAA” podría verse comprometida.
La única forma en que Europa puede escapar de esta trampa es anticipando las reacciones de los mercados financieros en vez de ceder ex post a sus presiones. Esto exigirá un intenso debate e introspección, especialmente en Alemania que, siendo la mayor y mejor calificada economía de la Unión Europea, se ha visto colocada en la posición de decidir el futuro de Europa.
Es un rol que Alemania ha evitado intensamente y que continúa sin deseos de aceptar. Pero la decisión para Alemania verdaderamente no es tal. Una ruptura del euro precipitaría una crisis bancaria que superaría la capacidad de control de las autoridades financieras mundiales. Cuanto más demore Alemania en reconocer esto, mayor será el precio que deberá pagar.
*George Soros es presidente de Soros Fund Management y del Open Society Institute.