lunes, 28 de febrero de 2011

Escasez de capital humano calificado impide impulsar la I+D+i en el sector agrícola y forestal

informe del banco mundial pretende delinear las estrategias para revertir esta carencia de aquí a 2030

Revertir la escasez de capital humano calificado en estas áreas dependerá principalmente de dos factores: aumentar la cantidad de profesionales especializados en Ciencias Agrícolas, y capacitar técnicamente a los agricultores que hoy no tienen las competencias necesarias para ayudar a incrementar la productividad del sector.


Fomentar la contratación de capital humano avanzado y capacitar técnicamente a los trabajadores del rubro, es uno de los mayores desafíos que el Ministerio de Agricultura (Minagri) deberá asumir si desea aumentar la competitividad de los sectores agroalimentario y forestal. Así se desprende del estudio que está realizando el Banco Mundial (BM), por encargo de esta cartera y la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), y que pretende dilucidar las estrategias que siete cadenas de valor (alimentos procesados, fruta fresca, vinos, cereales, carnes rojas, leche e industria forestal) deberán impulsar para mejorar su desempeño y efectividad en el largo plazo.

Las conclusiones preliminares de la investigación, que se darán a conocer formalmente el próximo 30 de abril, revelan que la escasez de recurso humano capacitado para desempeñarse en estas áreas es uno de los mayores problemas que el país deberá resolver de aquí a cinco años si desea potenciar la inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en el sector. 
“Sin una masa crítica de profesionales especialistas en genética, agua y procesos productivos, por nombrar algunas áreas relevantes, será difícil lograr un impacto en el sector agroalimentario y forestal”, afirma Álvaro Cruzat, subsecretario de Agricultura. “Si nos comparamos con otros sectores, el nuestro cuenta con muy bajos índices de productividad: menos del 50% del promedio de la economía. Por otro lado, la mano de obra constituye el mayor costo directo para muchos rubros agrícolas y pecuarios, y si queremos mejores salarios en el sector debemos solucionar esto”, agrega. 
Otros indicadores que de acuerdo al estudio del BM afectan a las cadenas de valor son la falta de mejoramiento genético, desarrollo tecnológico, tecnología de postcosecha, desarrollo de insumos ecológicos, manejo de riego predial y gestión de calidad; carencias que para el subdirector del FIA, Fernando Bas, sólo podrán revertirse mejorando la calidad de los recursos humanos. 
“Para ello no sólo necesitamos una base de científicos a nivel mundial que sean capaces de desarrollar las innovaciones apropiadas. También es clave capacitar a los agricultores que hoy no tienen las competencias adecuadas para ayudar al crecimiento del sector”, dice.



Pequeños productores


A diferencia de países como Nueva Zelandia, en donde cerca de la mitad de los ingresos provienen de la agricultura, el sector tiene niveles de innovación superiores al 50% y se destina gran parte de los recursos a capacitar a trabajadores ligados al rubro, en Chile la situación es muy distinta: según la 6º Encuesta de Innovación (2009), la tasa de proyectos innovadores en este ámbito alcanza sólo el 19,3%, mientras que las patentes no superan el 0,1%. Junto con esto, de los 2.501 profesionales que se matricularon en doctorados en 2009, apenas 73 lo hicieron en programas de Ciencias Agrícolas. En ese sentido, Fernando Bas enfatiza en la necesidad de que el Estado juegue un rol más directo en la entrega de becas y subsidios que fomenten estudios de pre y postgrado ligados a estas materias, pero también en educar a quienes trabajan en los campos y bosques.

La opinión es compartida por Ema Budinich, gerente de Estudios de la Sociedad Nacional de Agricultura, quien agrega además que pese a que el sector agroalimentario chileno es uno de los más intensivos en mano de obra, es el que cuenta con los niveles más bajos de educación y formación profesional. “Hoy las zonas frutícolas compiten deslealmente con otras áreas productivas porque no hemos sabido traspasar a los pequeños productores el conocimiento práctico que hay disponible y mediante el cual se lograría una mayor competitividad”, dice.

Por ello, aconseja reformular el sistema de educación superior poniendo énfasis en la enseñanza técnica, que finalmente será la que otorgue al sector las mayores ganancias en términos de productividad. “La realidad del sector agrícola es que hay un gran número de pequeñas empresas que podrían aprender de innovaciones existentes y aplicarlas, pero para eso se necesita un empujoncito de las políticas públicas. Tenemos que elevar la capacitación técnica a nuestro recurso humano de menor calificación, por ejemplo, rediseñando el Sence, que actualmente destina sólo un 2% a capacitar agricultores”, afirma.



Diferentes iniciativas


Con el fin de mejorar la productividad del rubro agroalimentario y forestal, el Minagri está impulsando una serie de iniciativas que permitirán, entre otras cosas, contar con un nuevo estatuto laboral para el agricultor y mejorar los indicadores de formalización tributaria y previsional del sector, elementos que -a juicio de Cruzat - “son fundamentales para contribuir al desarrollo de una agricultura moderna, emprendedora y que sea el real motor de crecimiento económico y desarrollo social del país”.