lunes, 15 de agosto de 2011

Jamil Salmi, coordinador de educación terciaria del Banco Mundial: "Nunca la educación es gratuita"


Calidad y equidad deben ser, según este economista que vino a Chile invitado por la UDP, los conceptos matrices de un sistema justo de financiamiento de la educación superior. Por eso impulsa la idea de que los alumnos paguen sus estudios después de egresar, con descuentos proporcionales a los ingresos que obtengan en el mundo laboral.  

¿Qué buscan los jóvenes en la educación superior? Depende. La mayoría de los polacos no estudia tiempo completo, la carrera "top" en Uruguay es contabilidad, la mayoría de los centroamericanos desea ser abogado y los asiáticos, ingenieros.
¿Cómo se debe financiar la educación superior? Depende. En EE.UU. se traspasan fondos de enseñanza e investigación a los equipos deportivos, en Francia los alumnos protestan porque los aranceles aumentarán $2 mil al año, en China se cobra sólo a los alumnos de pregrado y en Argentina, sólo a los de posgrado.
¿Cómo se debe organizar el sistema de educación superior? Depende. Dinamarca apuesta por un ministerio de educación superior fuerte, en Costa Rica el poder reside en un club de rectores de cuatro de las cinco universidades públicas y en EE.UU. hay una autoridad para cada uno de los 50 estados.
Así de gráfico es el economista marroquí y coordinador de educación terciaria del Banco Mundial, Jamil Salmi, para mostrar que en educación superior hay ejemplos para todo y, además, no existe una sola solución a un mismo problema.
Pese a esa diversidad, el experto -que integró la misión OCDE-Banco Mundial que elaboró un crítico informe sobre el sistema de educación superior chileno en 2009- hace ver que hay criterios a la luz de los cuales nuestro país no sale bien parado. En particular, respecto de las ayudas estudiantiles.
"Es extraño ver un país donde en función de los resultados de la PSU y el tipo de institución que se elige para estudiar, los alumnos, aun siendo del mismo país, tengan derechos y beneficios diferentes", dice Salmi, en referencia a la existencia de un fondo solidario sólo para universidades tradicionales bastante más blando en sus condiciones y tasas de interés que el crédito con aval del Estado (CAE) vigente para el resto.
-En el informe planteaban la necesidad de tender a un solo sistema.
-Sí, de un sistema como el de Australia, Nueva Zelandia o Reino Unido, donde los estudiantes pagan en la proporción de sus ingresos, vía impuestos o pagos al seguro social.
-O sea, estudian gratis y pagan después de egresar.
-Sí, pero pagan un monto relativo a sus ingresos. Esta fórmula permite asegurar que a lo largo de la vida profesional los estudiantes paguen su deuda y los protege si tienen desempleo, problemas familiares, accidentes, o están en empleos que no tienen ingresos muy altos.
-Eso tiene la ventaja de que si a la institución le van a pagar según el desempeño laboral del egresado, no le va a convenir que salgan mal preparados.
-En muchos países no dan crédito a alumnos de instituciones de mala calidad. Estados Unidos, en los años 80, tenía altos niveles de morosidad de los egresados y era justamente porque estudiaban en instituciones de mala calidad. Entonces el gobierno decidió no permitir el acceso al crédito para estas instituciones.
-¿Qué pasa en sistemas así cuando un alumno se cambia de carrera o se atrasa?
-Ese es un problema que muchos países en desarrollo tienen: altas tasas de fracaso. Y las instituciones deben preocuparse de eso. Una universidad privada colombiana llamada
Uniminuto de Dios creó la figura del vicerrector de primer año para trabajar, porque se dieron cuenta de que mucho del fracaso ocurre en primer año. Él debe asegurarse que los alumnos no sólo tengan los recursos económicos para estudiar, sino también los psicológicos y académicos.
-Es una crítica que se hace al modelo argentino: es gratis, pero pocos terminan y las carreras se alargan.
-De Argentina se dice que es un sistema democrático: todos pueden entrar y nadie paga. Pero al final del día, ¿quién se gradúa? ¿Quién se beneficia más del sistema? Los mejor preparados, que vienen de mejores colegios. Hay que tener cuidado.
-En el caso del CAE, los bancos tienen un riesgo bajísimo, porque si el alumno no paga, el Estado responde. ¿No es raro que tenga una tasa tan alta y que además el Estado deba comprar parte de la cartera de deuda para que los bancos se interesen?
-Hay que ver qué es lo que no ha funcionado. El sistema con los bancos es difícil de implementar. Canadá y EE.UU. lo tenían y ya no. Por eso recomiendo mirar sistemas como el de Australia, que ha funcionado bastante bien. Al principio puede ser costoso para el Estado, pero después es mejor, porque hay un flujo regular de parte de los egresados y no hay manera de escapar, porque se descuenta automáticamente. Eso sí, con un techo: no pueden pagar más allá de una proporción de su sueldo.
-¿Es posible tener educación superior gratis y de calidad en un país en vías de desarrollo como Chile?
-Nunca la educación es gratuita. Puede ser gratis para los estudiantes, pero alguien está pagando, y hay que ver quién paga y para quién. Las mejores universidades públicas de Brasil son gratuitas y en ellas estudian los alumnos que vienen de colegios privados. Eso no es democrático, ni justo ni equitativo. Siempre hay que preguntarse quién se va a beneficiar. Los únicos países en el mundo donde no hay pago de matrícula, hay buena calidad y equidad, son los países escandinavos y Suiza. Pero son países ricos, donde las personas pagan 50% de sus ingresos en impuestos.
-Influye mucho la desigualdad que viene del sistema escolar.
-Mucho de lo que pasa hoy en la educación superior es fruto de lo que ha pasado o no a nivel de primaria o secundaria. El tema de la equidad tiene dos dimensiones: las barreras financieras y la barrera que es la preparación académica. Hay que hacer un esfuerzo de calidad a nivel secundario y motivar a los jóvenes de familias más pobres a ver la educación superior como algo posible.
-Cuando hay conflictos como el actual en Chile, ¿se puede terminar tomando medidas populares, pero inconducentes en el largo plazo?
-Sí. Irlanda fue el primer país de Europa occidental que introdujo cobro de matrícula, a fines de los 80. En 1996, el Gobierno, por una promesa electoral, lo eliminó. Y lo que se observó es que la equidad empeoró, porque benefició a los alumnos de clase media y alta, y la calidad bajó también, por falta de recursos. Hoy, políticamente, es muy difícil volver a cobrar y no saben qué hacer.

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